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“OLIVA Y OLIVIO, un abrazo ancestral”

Santi Senso crea una escultura que rinde homenaje a los que habitaron y nos alimentaron con su sabiduría. Una obra eterna gracias a los conocimientos que han dejado nuestras abuelas y abuelos. Tributo a nuestros mayores pero también para los que se fueron no tan mayores. Obra para nosotros y nosotras que como ya hicieron nuestros ancestros hoy estamos dejando actos de AMOR que no de terror embriagando a este, nuestro pueblo, a nuestra tierra.

Raíces que no olvidan de dónde venimos y quiénes somos, tronco que abraza al viajero y ramas que crecen muy alto dando frutos que vareamos desde la infancia para servirlos en platos de porcelana para dar raciones de sabiduría a las generaciones que nos relevarán.

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Durante la inauguración el pasado 3 de junio asistieron casi 400 personas para celebrar alrededor de “Oliva y Olivio” a ritmo de charanga bailando abuelo con nietas, padres con hijas, vecinas con vecinos, peregrinos y peregrinas, mientras comían aceitunas y otros productos de la gastronomía extremeña en la también inaugurada “plaza de las abuelas y los abuelos” donde está situada la escultura.

Bajo este “abrazo ancestral” late  “nuestra cápsula del tiempo” con la herencia de nuestra historia, la de las familias. enterrada hace un año. Dentro de ella habitan recortes de periódicos que hablan de lo que está aconteciendo en la región y en el mundo, libros de la historia del Casar de Cáceres, platos de porcelana, fotos, y cartas a sus descendientes que las propias casareñas y casareños metieron dentro de la cápsula, entre otras cosas que se desvelarán el día que se abra, que será cuando deseen los que nos sucedan en esta tierra. No dejemos que el rencor destruya nuestro legado embriagado de unión, respeto y AMOR.

Santi Senso realizó un ritual con los asistentes al acto. Con una cinta de color oliva, se las dio a los niños y niñas que las fueron repartiendo a las personas asistentes. Santi pidió que unos a otras se ataran la cinta mientras él decía: “con esta cinta me presento, me represento en ti hermana, hermano, amiga, amigo, hija, hijo, madre, padre, paisana, paisano, vecino, vecina, peregrina, peregrino, abuelo y abuela, con amor y respeto, uniéndonos en este abrazo eterno. Gracias amado pueblo por este acto tan bello y poderos creado juntas, juntos”.

Una ceremonia que une en un abrazo al pueblo sin pensar en la religión, la política, clase social, ni cualquier posición de rencor.

Senso pide que cuidemos a nuestros ancestros mientras estén vivos para mantener su sabiduría el mayor tiempo posible latiendo en nuestros hogares, en las familias, en la amistad, en las tradiciones. Nosotras y nosotros somos hijos e hijas, nietas y nietos que no tendríamos una identidad como pueblo sin el legado que nos han dejado nuestros ancestros y es así como los viajeros y viajeras que transitan por nuestra tierra sienten la sabiduría que habita en el Casar de Cáceres.

En placa que acompaña a la escultura están los casi 900 apellidos de las familias que habitaron y habitan en el Casar junto a la dedicatoria de Santi Senso a su amado pueblo:

Abuelas y abuelos, nietos y nietas, madres y padres, hijos e hijas, de ahora y de siempre, vareábamos las dehesas  casareñas de olivos, rajábamos las olivas, las aderezábamos y, meses más tarde, nos acompañaban en nuestras comidas familiares y para recibir a las peregrinas y peregrinos.

“LA SOLEDAD NO EXISTE” y prueba evidente es este abrazo de nuestros ancestros que une a todas las familias casareñas.

Agradecido a Suiz Nelumbo por bocetar mi imaginario real de esta obra. A Antonio Ollero que supo moldear mi idea original junto a Miguel Méndez y Alicia Ollero. A Rafael Pacheco, alcalde y paisano, por su enorme valentía de aceptar este regalo para mi amado pueblo. Y a todas las generosas familias que aportaron a la escultura “los platos de porcelana de sus antepasados”, simbolizando la hospitalidad de un pueblo que sigue practicando la ceremonia de dar de comer al que tiene hambre. Palabra que no debería existir jamás.


Dedicado a mis ancestros Juana Carretero Vivas y Marcelino Bejarano Beltrán, y a todas y todos los habitantes del Casar de Cáceres.

Santi Senso “de los Bejaranos”

PRENSA

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